jueves, 23 de septiembre de 2010

Little by Little

Así es, poco a poco, como los seres humanos nos vamos haciendo a todo. Parece mentira la capacidad de adaptación que podemos llegar a tener según las condiciones. Yo ya estoy empezando a acostumbrarme a tantas cosas... Unas buenas, otras no tanto, pero al fin y al cabo, pertenecientes al día a día del mundo en el que ahora me toca vivir.
Empiezo a acostumbrarme al crujido de la madera de las escaleras, los suelos, las paredes y los techos; Empiezo a percibir el calor humano que proporciona la moqueta color carne presente en casi todas las habitaciones de la casa; Creo que el lavabo se está acostumbrando a mis carreras continuas y a mis visitas intempestivas; También se me ha mecanizado el movimiento de estirar la cuerda para encender las luces de los baños nada más entrar y no pegarme la nata del siglo; Parece mentira lo fácil que es apretar el botoncito de ON/OFF del calentador que está conectado exclusivamente a la ducha y esperar a que salga el agua caliente (casi hirviendo) en dos segundos; La cocina vuelve a ser el centro de mi actividad diara, y no precisamente porque me pase el día jalando (que también) sino porque es el único sitio donde puedo fumar con toda tranquilidad sin que salte la alarma de incendios (eso sí, con puerta y ventana abiertas xD); Cuando me toca fregar los platos y utensilios nada más acabar de comer (para recoger exactamente lo que he usado y no dejarlos ahí en medio a los demás) hasta me doy cuenta de que es una tarea fácil y rápida; Me he vuelto una experta de la plancha sin plancha y consigo que las camisetas queden secas sin arrugas; Las calles dejan de ser sólo rutas con nombre, empiezan a convertirse en parte de mí y de mi rutina diaria; Los casi diez minutos de camino a la uni saben a gloria y me pregunto cómo narices he aguantado 3 años chupándome 10 minutos hasta la renfe, 20 de tren y otros 10 hasta el edificio; A las doce el estómago me ruge a más no poder y a la que me muevo un poco, a las cinco y media de la tarde me entran unas ganas locas de devorar un filete de kilo de ternera o de cerdo, pero al mismo tiempo empiezo a valorar el sabor del aceite de oliva como si fuera el manjar más exquisito de este mundo, y los guisantes con patata se han vuelto mi primero preferido; Podría perfectamente acostumbrarme a ponerle una salsa diferente a cada plato que como y no cansarme, pero la bollería, las galletas y las pastas hechas todas a base de mantequilla me resultan un infierno; Tesco se ha convertido en mi mejor amigo junto a los taxis y Argos, y adoro encontrar marcas "value" que me ofrecen lo mismo a mitad de precio; Primark es mi centro de ocio preferido, y el casino donde me dejo todo el sueldo ahora es el OnePoundWorld, donde a cambio, salgo de Oreo hasta las orejas y no me caben más chocolatinas ya en el bolso; Hay tantas cosas que están cambiando a mi alrededor que hasta podría decir que me estoy acostumbrando a los cambios, incluso a los de tiempo, que son los más jodidos de todos y no sólo eso, sino que son totalmente impredecibles y repentinos. Pero eso de pasar por las cuatro estaciones en un sólo día hasta empieza a hacerme gracia; También podría acostumbrarme perfectamente a que las tiendas cierren a las 6 de la tarde y obligarme a mí misma a levantarme más temprano para aprovechar el día; Hasta se me hace divertido pasear por mi calle y mientras veo a toda la panda de borrachos liándola, soltar una pequeña sonrisa; Empiezo a acostumbrarme también a que me digan "¡Hola españolaaaaaa!" de guays sin si quiera haber abierto la boca y ya ni me limito a preguntar el por qué de tan precoz juicio, sólo me pregunto a mí misma "¡¿Pero cuándo dejará de notarse?!"; Adoro el Student's Union y la cantidad de actividades que la universidad organiza; Admiro la preparación y dedicación que tiene ese trabajo y quisiera poder decir que nuestras universidades allí se lo curran tan sólo una décima parte de lo que hacen aquí; Me empieza a salir sólo el decir "gracias" o "perdón" casi cada vez que me rozo con alguien o que alguien me deja pasar; Suelto con la mejor de mis sonrisas un "buenos días" o un "adios" cuando entro o salgo de cualquier lugar; Y hasta empiezo a valorar el gran peso que tienen tonterías tan pequeñas como esas, porque al cabo del día me siento más llena, mejor persona y, sobre todo, más humana; Me encanta la capacidad de desconexión que la gente tiene aquí cuando a las cinco salen del trabajo, pero empiezo a tenerle una tírria bastante grande al alcohol y a los estragos que causa a partir de las 6 de la tarde; Me he enamorado de los pubs y de la música en directo, de lo que puede llegar a mover un sólo tío con una guitarra acústica en el fondo del bar; Podría pasarme la vida entera en el "Botanic Inn" y no salir de allí ni si quiera para fumar una sola calada; Los veinte minutos a pie al centro se han convertido en mi dosis mínima de ejercicio diario, y el City Hall en el punto de quedada allí; Empiezo a pillarle cariño al personal del Ulster Bank porque deben estar hasta las narices de mí y de mi carta de autorización para sacar dinero. Bueno, de eso y de mi DNI y de tener que registrar mi firma una y otra vez xD; Mi inglés empieza a sonar medio español, medio alemán, medio francés, medio americano, medio irlandés, medio chino, medio sueco, medio "bangladeshiano", medio koreano y otros muchos medios más... y es divertido hablarlo con cualquiera que se ponga delante de mí, dando lo mismo si es de Cáceres, de Heidelberg o de Burdeos; Le estoy pillando el tranquillo a pedir dos rones y una coca-cola y a invitar una ronda sí una ronda no; Parece mentira lo fácil que es volver a casa por las noches y lo bien que sienta escuchar "Blurry" a todo trapo en el mp3 y, sin embargo, lo difícil que resulta a veces tener una simple conversación vía skype y ver las caras que has estado viendo día tras día en veintiún años a través de una pantalla de 15,6" y saber que, por mucho que alargues la mano, no puedes llegar a tocarlos, que hay tanta gente que ves diariamente a través de esa pantalla a la que realmente necesitarías tener aquí y darles simplemente un abrazo o recordarles lo mucho que te importan y los quieres...
Acostumbrarse... Acostumbrarse... Si hay algo a lo que realmente podría acostumbrarme de todo esto es a volver caminando, después de tomarme un par de copas, fumándome un cigarro y escuchando "Blurry" una y otra vez, mirar la luna llena luciendo hermosa en el cielo y ver a toda la gente aún de fiesta en la calle, y de pronto, sentir un calor interior, una sensación de bienestar y verlo todo claro: No sé qué narices pasará mañana, pero esto es lo que me toca vivir ahora y sólo es el comienzo... ;)

Saludos reflexivos desde mi nuevo hogar ;)

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