miércoles, 1 de diciembre de 2010

Home, Sweet Home.

Y pensar que hace un par de días estaba mirando vuelos a Barna desesperadamente...
Si es que lo mío no tiene perdón. Lo dicho, hay que dejar siempre pasar un par de días, porque las cosas vuelven poco a poco a su sitio.
Hoy mismo, he vuelto a tener esa sensación...
He pasado por el edificio Laynon, lo he contemplado atentamente y me he dado cuenta de que ahora mismo no imagino mi vida sin poder ver esa maravilla del siglo XIX cada día. Y he sonreído para mí misma.
A pesar de que esta gente no sea la más abierta del mundo, a pesar del frío que hace y lo mucho que llueve por aquí y a pesar de que echo mucho de menos a gente de mi tierra... Adoro Belfast. Ahora mismo no me imagino en otro lugar. Esto se ha convertido en mi hogar. Al menos por ahora.

Este medio día, hablando con Esther, me ha soltado un comentario que, en un primer momento, me ha parecido muy gracioso, pero que después he comprendido la cantidad de razón que escondía a primera instancia:

"Tía... me quedan dos domingos aquí. [···] Me voy de vacaciones a Madrid."

Y, claro, a una le choca la idea de irse de vacaciones por Navidad a su ciudad natal a primera vista... Pero realmente, tras las risas que nos hemos pegado, me he dado cuenta de que sí, que van a ser más unas vacaciones que otra cosa. Y luego la vuelta al cole, como cada año tras las fiestas, en casa...

Belfast, Belfast... ¿qué tendrá este lugar que es a la vez frío como el hielo y cálido como la chimenea de un hogar?

No lo sé, pero empieza a enamorarme... :)

Y bueno, ya he cometido varios pecados... Alguna que otra persona lo irá descubriendo pronto ;)

Se os quiere, a pesar de la distancia, más que nunca.

¡Saludos desde Belfast!

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