Madre mía, cúal fue ayer la sorpresa cuando, al salir a la calle con Esther, ambas notamos algo caer en nuestras cabezas...
¿Me ha caído una gota, a ti también? -Dice Esther.
¡Sí, tía! -Respondo confusa... La supuesta gota era bastante sólida, parecía más un regalito de paloma... pero... ¿palomas atacando a las 11 de la noche???
¡Tíaaaa, que es nieveeeee! -Grita ella sorpendida.
¡Joder... síiiiiiiiiiiiiiiiiiiii! -Respondo yo.
Y sí, entre tanto frío y tanta lluvia... Ahora nieve.
¡Para fliparlo!
No tiene nada que ver con la de Barna. Los copos son densos, gordos, más parecidos al granizo que a la nieve en sí y dispuestos a caerte en la cabeza y hacerte un buen surco...
Pero qué bonita es la nieve en Belfast...
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