Necesitaba pedirle perdón. Necesitaba decirle cuánto la había echado de menos.
Vio una nota en la mesa. Corrió a su cuarto.
Gritó su nombre.
No había nada que hacer. La habitación estaba vacía.
Como ella.
* * *
Y la piel de gallina. No puedo acabarla. No quiero.
El ser humano es así. Se da cuenta de las cosas cuando ya es demasiado tarde... Ley de todas las vidas que siempre nos persigue.
ResponderEliminarUn beso :)