- Decides que ya es hora de pillar el toro por los cuernos.
- Te das cuenta de que paradójicamente odias y necesitas madrugar al mismo tiempo.
- Ves como poco a poco vas tomando direcciones, caminos, puertas...
- Sacas a la luz tu lado más oficinista. Y funciona.
- Encuentras pequeñas motivaciones que te hacen seguir.
Pero, sobre todo, decides que es ahora o nunca. Sí o sí. Ya han habido demasiados pasos atrás, demasiados miedos, demasiados... demasiados.
Portazo a las dudas.
Bienvenida, yo.
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